La amistad, un tesoro invaluable.

En la vida vamos ampliando nuestro círculo social. Luego de comenzar a salir de la casa al colegio, nos damos cuenta que hay algunas personas que por razones que desconozco, se convierten en grandes amigos. Digo razones que desconozco; porque se supone que las personas más cercanas a uno, deberían ser aquellos con los que vives: La familia. No veo como algo negativo darnos cuenta que en este mundo, nos podemos encontrar con quienes compartan nuestros gustos, nuestras aficiones, nuestros sueños, y hasta personas con una manera muy distinta de pensar, entre otras cosas. De todos modos tener amigos es maravilloso porque se logra aprender muchísimo de cada uno de ellos. Afortunadamente la amistad se convirtió para mí en la mayor bendición que el cielo me puede conceder. No voy a mentir. Las amistades no siempre son de verdad, sin embargo el corazón con el paso del tiempo lo va comprendiendo. Y así mismo va sabiendo a quien le puede dar ese título de amigo; aunque siendo más sincera todavía, debo reconocer que en ni caso siempre pienso que todos los seres humanos son buenos y no me acuerdo que existe un sentimiento llamado envidia; por eso tal vez es que actualmente me da miedo acercarme a alguien con ese fin. Prefiero ir despacio para no caer en un hueco difícil de salir. Igual para saber si me puede pasar eso o no, tengo que seguir conociendo a quienes la misma vida me vaya colocando en frente, e ir dejando a los que han sido incondicionales; que al final quedarán muy pocos. No en vano mi mamá me dijo: “Vale más la calidad, que la cantidad”. En la actualidad, tengo la fortuna de guardar en el cofre que tengo por corazón a personas adorables, sinceras, divertidas, con un consejo a la mano cada vez que lo requiero, una sonrisa para recordarme que así se vive mejor, cargados de abrazos que me llenan de amor, son mi diario, son lo máximo. Dios nos premia con personas que tienen muchas cosas bonitas para ofrecernos; pero depende de nosotros que ellos se queden para siempre. Es importante tener claras algunas reglas para que ese tesoro llamado amistad, no termine perdido. A mi juicio, voy a dar 3 de estas: 1 . Si tu amigo te comparte algún secreto, comprende que lo hace porque para llamarte como tal, confía tanto en ti, que por eso muchas veces te expresa hasta lo que ni la familia conoce; entonces no le cuentes a otros lo que te compartieron. No importa si están alejados o no. Guarda eso para ti; porque nada ganas divulgándolo. 2 . No controles a tu amigo: El hecho de compartir mucho tiempo con esa persona, no te convierte en su dueño. 3 . De vez en cuando y según lo que te sea posible, hazle un detalle a esa persona que te conoce hasta desde el más mínimo gesto. Puede ser decirle lo agradecida que estás con el/a, a través de una carta, una canción o simplemente recordándole que siempre va a poder contar contigo. Ahora es mi turno de decirle a ustedes amigos que me leen y que hacen parte de mi vida, que me siento muy feliz al saber que ustedes están en las buenas y malas. Los adoro! Siempre van a poder contar conmigo. Si te gustó, dime en los comentarios y comparte. Un abrazo, gracias por leerme!

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Enamorarse no es un delito.

Mi primer día.